lunes, 25 de octubre de 2010

SIDA EN EL TERCER MUNDO 2


Mientras los africanos hacen el mayor esfuerzo posible, en el resto del mundo los expertos en sida también conceden prioridad al desarrollo de vacunas. Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, una organización que por su tamaño y sus enormes recursos eclipsa a cualquier otra agencia sanitaria del mundo y que invierte más de mil millones de dólares en la investigación del sida, solía destinar menos del 10 por ciento de su presupuesto a los proyectos de vacunas, la sección del sida que menos fondos recibía.


Sin embargo, en los últimos tres años ha aumentado considerablemente la financiación de estudios de vacunas.Si bien antes había mucho pesimismo con respecto a las vacunas contra el sida, la mayoría de los científicos piensa ahora que su desarrollo es viable.



2031: el sida se podrá curar. Así lo cree el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID) y uno de los mayores expertos de esta enfermedad. Eso sí, matiza, en un pequeño grupo de pacientes, siempre que se les diagnostique rápido y comiencen desde el primer día con un tratamiento antirretroviral muy agresivo.
Es el objetivo de un proyecto respaldado por la ONU, SIDA 2031, que trata del obtener más apoyos internacionales para lograr una vacuna contra esta enfermedad.

SIDA EN EL TERCER MUNDO


Cada día que pasa, 15.000 personas más se infectan de SIDA. En el Tercer Mundo, el número de enfermos es siete veces mayor que en el Primero. En el África subsahariana, donde se concentra el 10 por ciento de la población mundial, el 60 por ciento tiene SIDA. En América Latina son 1,7 millones.

El SIDA es una auténtica epidemia: que frena los logros del desarrollo, que es la segunda causa de muerte, que ha dejado ya 14 millones de huérfanos. Estos son los datos que manejan la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, la agencia de la ONU para la infancia. Según ellas, hasta que no se controle la enfermedad, los países pobres no saldrán de su agujero de subdesarrollo.




Los bajos niveles de vida hacen que muchas mujeres se vean obligadas a ejercer la prostitución. Otras viven una violencia sexual que se ampara en el caos y el desgobierno. Mientras en los países desarrollados el SIDA afecta a más hombres que mujeres, en el Tercer Mundo la situación se presenta a la inversa. Ante tal realidad, la prioridad es frenar cuanto antes el desgarrador avance de la epidemia